Viajé sola por Marruecos en 2025… y estas son las cosas que ojalá me hubieran contado

Viajé sola a Marruecos con la mochila llena de ilusión… y con muchísimas ganas de aventura. Tenía mil imágenes en la cabeza: zocos llenos de color, desiertos dorados, olores intensos, atardeceres mágicos. Pero, la verdad, nadie me preparó para lo que realmente se siente al caminar sola por la medina de Fez o al lidiar con el regateo constante en Marrakech. Este viaje fue hermoso, sí, pero también retador. Así que aquí te cuento todo lo que viví y lo que me habría encantado saber antes de irme sola. Ojalá te sirva para disfrutar de Marruecos desde el primer día… y sin sustos.

Vista típica de la medina de Marrakech y un hombre mostrando una serpiente
Encantador de serpientes en plena medina de Marrakech, una de las escenas más icónicas y sorprendentes del lugar.

Antes de ir: lo que no te cuentan (y deberías saber)

📌 El choque cultural es real. Marruecos es increíble, pero hay momentos en los que te puedes sentir fuera de lugar. Como mujer sola, vas a recibir miradas, comentarios, e incluso alguna que otra «invitación» extraña. Nada grave, pero sí molesto a veces. Llevar ropa holgada y actitud segura ayuda mucho.

📌 El regateo está en todas partes. Desde un té hasta una bufanda, todo se negocia. Y si no estás acostumbrada, puede ser muy agotador. Mi consejo: tómalo como un juego, no como una guerra. Y nunca compres si no estás convencida.

📌 No esperes que hablen inglés (pero si me sorprendí que en muchos sitios hablan español muy bien). En muchos sitios solo hablan árabe o francés. Aprender un par de frases básicas en francés o usar Google Translate me salvó más de una vez.

📌 El ritmo es otro. Todo tarda más: los trenes, los check-in, los platos en un restaurante. Ir con prisa no funciona. Marruecos te enseña a bajar revoluciones y simplemente fluir.


Moverse sola por Marruecos: lo bueno, lo raro y lo que aprendí

Transporte público: Los trenes ONCF son bastante cómodos, pero a veces cambian horarios sin avisar. Los taxis se comparten y hay que regatear el precio antes de subir. Consejo de oro: si puedes, descarga las apps locales o pregunta en tu riad cómo moverte.

Perderse está garantizado. Y no pasa nada. Las medinas son laberintos vivos. Al principio me agobié, luego empecé a disfrutarlo. Siempre hay alguien que te indicará (aunque a veces espere propina… aviso 😅).

Seguridad: En general me sentí segura, pero siempre alerta. Evitaba salir sola de noche en zonas poco iluminadas y no aceptaba «ayuda» de desconocidos que se ofrecían a acompañarme. El instinto no suele fallar.

calles de la medina en fez( marruecos)
Mercados callejeros en la medina (fez)

Lo que me habría encantado saber antes

💡 Los alojamientos pequeños son los mejores. Me sentí mucho más cómoda en riads pequeños y familiares que en hoteles grandes. Me daban consejos, té calentito y una sonrisa. Algunos incluso me ayudaron a organizar traslados o excursiones.

💡 Hay ciudades muy distintas. Chefchaouen es tranquila y azul; Marrakech es puro caos; Fez, intensa y laberíntica; Essaouira, bohemia y fresca. Si una te abruma, otra puede encantarte.

💡 No siempre es barato. Sí, Marruecos puede ser económico… pero si te dejas llevar, puedes gastar más de lo que pensabas. Hay precios para locales y precios para turistas. Y a veces hay que aceptarlo sin frustrarse.

💡 El agua embotellada es tu amiga. Yo no tuve problemas, pero conocí a otras viajeras que sí. Mejor no arriesgarse con el grifo.


Mis errores (y cómo tú puedes evitarlos)

Reservar en barrios muy alejados. En mi primer día en Marrakech acabé en un barrio lejos del centro, y el camino sola no era agradable de noche. Busca zonas bien valoradas por viajeras.

Aceptar la ayuda de «falsos guías». Un chico se ofreció a indicarme el camino… y acabé pagando por «un tour» improvisado. Ahora, si me pierdo, pregunto a mujeres o comercios.

Confiar demasiado en las fotos de Instagram. Hay lugares preciosos, sí, pero también mucho postureo. Algunos sitios están masificados o no son como en las fotos. Hay que ir con la mente abierta y sin expectativas rígidas.


Y lo mejor de todo: lo que me llevé

Recuerdos intensos: Ese primer té en una terraza con vistas, los atardeceres naranjas del desierto, los colores del zoco, los olores del hammam… Marruecos se siente con los cinco sentidos.

Encuentros inesperados: Gente que me cuidó sin pedirme nada a cambio, mujeres que me ofrecieron pan y una sonrisa, niños que me saludaban como si me conocieran de siempre.

Una versión más valiente de mí. Viajar sola por Marruecos no fue fácil, pero fue poderoso. Me obligó a confiar en mí, a adaptarme y a abrir la mente. Y volvería, sin duda.


¿Estás preparando tu viaje sola a Marruecos?

Aquí tienes algunos recursos que me ayudaron muchísimo:

💬 ¿Te animas a viajar sola a Marruecos? Si tienes dudas, déjame un comentario. Me encantará ayudarte desde mi experiencia 💕


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